La vida
Nunca te dije cuanto te amo. He preferido siempre contenerlo en la boca hasta sentir su amargo exilio sobre tus hombros tras el abrazo. Y es que tu vives del pasado, de (in)feliz recuerdo, para olvidar el día a día que tampoco te satisface. Estas viviendo tu entierro a diario y yo no sé si pueda seguir velándote.
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