PEQUEÑO PRINCESO

11:30 p.m.

No existe un tiempo preciso para la ejecución de nuestros deseos. No. Ella ha corrido mucho por satisfacer caprichos infames: entra y sale gente de su vida y de su cuerpo que ha preferido, sin proponérselo, la memoria selectiva. Y no por insatisfacción o vergüenza; es sólo la purga que su mente exige. No hay fechas ni horas, detalles, chistes recortados, poses preestudiadas. No hay recuerdos del coqueteo previo o conversaciones posteriores. Solo la música e imágenes recurrentes guían sus actos. Otra piel, Ojos Rojos, un millón de años luz; el roce de reconocimiento, las conversaciones en la cama, la felación, el cunniliingus. Nunca existió un pero, pero tocó perdonarle la vida a un dios desarraigado de los placeres terrenos solo por su hermosa desnudez. Pequeño princeso, ella tenía tanta hambre y tu pusiste las sábanas de mantel