sabias bailar

12:05 a.m.

Toda esta semana he estado totalmente confundida. Y es que estar a unas calles de ti me derrite el poco cerebro activo. Vivo en un coma cerebral - dice un señor - pero tengo poca voluntad de sacudirme de tamaña situación. Me estoy poniendo masoquista con los eventos estos de llamarte y no me contestes. Necesitaré más desplantes telefónicos para al fin sentir el par de cachetadones de desahuevina compuesta que me permitan seguir, realmente seguir sin ti. No sé que será de ti, pero si ya me bloqueaste - ejercicio que sé perfectamente aplicas en especiales situaciones - es porque he pasado a ser pasado. Ya entiendo porque alguna vez alguien grito tan inesperadamente al verte luego de que aplicaras la misma técnica de olvido con ella. Es realmente desesperante no saberte, porque uno se estresa mucho más pensándote. Además, realmente, uno se siente un idiota, un infeliz, un inestable, un patológico. Fuera de esto que no se me pasa con el inhalador, estoy trabajando como negra que soy. Aveces las horas se pasan lentas en la librería, pero la gente es buenísima - no tan buenas o cultas como Merceditas - y me encuentro regularmente con gente muy querida en la tienda, gente que llega a visitarme o que llega porque son usuales compradores y con ellos no solo trabajo, también me divierto :). Estoy leyendo ahora "El maestro y Margarita", llegó Mihaela y me la regaló. Leí en los días de fin de año "Entre el cielo y el sueño" de Lorenzo Helguero - te lo comenté la última vez que hablamos - donde el personaje principal decía que debería escribir una novela llamada 'la vida exagerada de Ramón Martinez', aunque pensándola mejor, debió ser Román Martinez ¿no?...no sé, pero he muerto de risa al pensar en eso. Acabo de llegar a casa, salí por que día del pisco a tomar una chelas al polo. LLevé a Jéssica a su primera incursión chupistica por el centro: Queirolo, Don Lucho - con Ciro y su peculiar amabilidad - y al Planet, que esta muy paja. Pensamos en ir al "locutorio" - "directorio" para los entendidos, locutorio en boca de César -, pero quedarnos en el Planet fue mejor. Ellos terminaron donde debían, no en el wimbledon pero si en algo decente, y yo derechito a mi casa, tomando la decisión de escribir o no ésto que finalmente he escrito para ti. Espero perdones este sentimentalismo tan bajo, pero me han repetido muchas veces que la gente feliz no es interesante y no quiero perder la pose juju. Besos Barbudo Wiracocha